miércoles, 29 de mayo de 2013

CRÁNEOS DE CRISTAL Fabricadas con cristal puro de cuarzo, tanto la mandíbula como el cráneo provienen de la misma roca.

                                                    CRANEOS DE CRISTAL




Las calaveras de cristal están cortadas con la forma de una calavera humana, varían en forma, tamaño y tipo de cristal. Algunas son auténticas, talladas por los Mayas y otras culturas, mientras que la mayoría que podemos contemplar en la actualidad, fueron talladas recientemente.

Los lugares en que se han hallado estos objetos están ubicados generalmente en Centroamérica, especialmente en ruinas Aztecas y Mayas, aunque han habido noticias y rumores de posibles hallazgos en Sur América, pero no han sido confirmados. Además de asombrarnos con la forma en que fueron talladas, o la incapacidad para determinar como lo hicieron, existen afirmaciones de que a su alrededor se producen fenómenos inexplicables y extraños.

La más conocida de estas calaveras, así como la más misteriosa, es la de Mitchell Hedges. Tiene características muy similares a la de una verdadera calavera humana, como dientes y una mandíbula con movimiento. Hasta ahora no se ha logrado determinar la forma en que fue tallada, ya que se trata de un trabajo imposible de realizar por los más talentosos escultores o ingenieros de nuestra época.




Fabricada con cristal puro de Cuarzo, tanto la mandíbula como el Cráneo provienen de la misma roca.

Exceptuando pequeñas anomalías, es anatómicamente perfecta, posiblemente la representación de un cráneo femenino debido a su pequeño tamaño, 12,7 cm. de altura, mientras que su peso es de 5 kg. Tantos los prismas ubicados en la base, como las lentes pulidas a mano de los ojos, se combinan para producir un brillo muy intenso.

El Cráneo, perfectamente tallado en cristal de roca, presenta un alto grado de dureza (siete sobre diez, en la escala de Mohs), de lo que se deduce que sólo mediante fundición del mineral y utilizando un molde, o mediante el uso de un diamante podría obtenerse algo parecido.

Pero los Mayas no poseían la suficiente capacidad técnica como para enfrentarse a semejante empresa. Fue el explorador británico F.A. Mitchell Hedges quien afirmó que fue desenterrada por su hija, Anna, en 1924, durante una expedición realizada en las ruinas mayas de Lubaantum, Belize, mientras buscaban huellas de la Atlántida, en uno de los templos, tras mover unas grandes piedras que cubrían un altar.

Según su relato, después de su descubrimiento se sucedieron varios fenómenos sobrenaturales. Los 300 indianos que trabajaron con ella en las excavaciones se arrodillaron y besaron el terreno cuando el objeto fue llevado a la luz, después de que rogaron y lloraron por dos semanas. Anna relata que los nativos Mayas de la zona la reconocieron al instante como representación del dios de sus antepasados y oraron ante ella.

Frank Dorland, un restaurador de arte que hizo varios experimentos con el cráneo por seis años, afirmó que una vez un halo lo circundó por varios minutos, escuchó sonidos agudos, parecidos a campanilleos y que llenaron su casa, otras veces dentro del Cráneo aparecieron luces e imágenes de Cráneos, montañas y otros objetos, así como un olor característico proveniente de su interior.

Según otras fuentes, es posible que Mitchell Hedges la hubiese adquirido durante una subasta en Londres, en 1943. También hay quien afirma que tal vez adquiriese la calavera en uno de sus viajes por México y la colocara allí como regalo de cumpleaños para su hija. Pero a pesar de esta y otras acusaciones de fraude, ninguna ha podido ser demostrada como cierta.

En 1970 la familia Mitchell Hedges entregó el Cráneo a los laboratorios de Hewlett Packard para su estudio, en los cuales pudo comprobarse que el cristal fue tallado en contra del eje natural del cristal, a pesar de que los modernos escultores no lo harían, porque esto provocaría la rotura de la pieza de cuarzo, ni siquiera utilizando la tecnología láser, ya que tendría idénticos resultados sobre el cristal.

Otro de los hallazgos sorprendentes consistió en que no hallaron evidencia ni rastros de que se hayan utilizado herramientas metálicas.

El dato más desconcertante fue que los expertos estimaron el tiempo necesario para completar el trabajo en al menos 300 años. Los expertos del British Museum hacen remontar la calavera a la civilización Azteca, fechando el origen ( con muchas dudas ) alrededor del 1300/1400 después de Cristo. Otras dos Calaveras de cristal se encuentran en el Museum of Mankind, en Londres, Inglaterra, y en el Trocadero Museum, en París, Francia.

Ambas fueron halladas por soldados en México durante la década de 1890, y están talladas sobre puro cristal de cuarzo, aunque no tan elaborada como la de Mitchell Hedges. La Calavera expuesta en el Museum of Mankind se considera gemela de la de Mitchell Hedges, salvo por un detalle.

La Calavera de Mitchell Hedges, en efecto, tiene la mandíbula articulada, como en un cráneo verdadero; mientras que la llamada Calavera Británica tiene la mandíbula fija.

Los investigadores están de acuerdo en afirmar que los dos objetos han sido construidos por las mismas manos. El Museum of Mankindlo adquirió de Tiffany's, el célebre joyero de Nueva York, en el 1898, por 120 libras. El encargado de la transición fue cierto Kunz, que en un libro suyo sobre los minerales, cita la Calavera.

Los ejecutivos de Tiffany's no fueron capaces de (o no quisieron) dar explicaciones sobre su origen. Unos 12 años después, sería elBritish Museum quien entró en posesión de esta Calavera. La llegada de la Calavera al British Museum, coincidió con una serie de extraños acontecimientos. A parte las afirmaciones, antes escasamente probadas, de repentinos desplazamientos de objetos o repentinas invasiones de perfumes diferentes e inexplicables, fue el personal de limpieza del museo en las horas nocturnas, quienes alimentaron las creencias que atribuyen a la Calavera poderes ocultos. Finalmente consiguieron que la Calavera fuera cubierta por un pesado paño durante las horas nocturnas.

El antropólogo Morant realizó un estudio comparativo de ambas Calaveras, llegando a conclusiones que no son compartidas por otros estudiosos. Morant dejó constancia de que ambas eran similares en muchos detalles anatómicos, llegando a afirmar que, por su forma, ambas habían sido modeladas sobre la Calavera de una mujer, que eran representaciones de un mismo Cráneo y que la una era copia de la otra, siendo la de Mitchell Hedges la primera. En el 1950, la calavera del British Museum fue examinada de nuevo y de tal examen se descubrió qué la calavera tenía su origen en México, que se remontaba 1400 - 1500 DC. y qué el material fue cuarzo brasileño.

Una tercera Calavera de cristal expuesto al Musèe de El Homme de París, idéntica en el estilo a los otras dos pero de dimensiones menores, puede proveer informaciones particularmente interesantes. Los expertos del Museo afirman que hizo parte de un "Cetro Mágico" Azteca del siglo XIII o XIV DC., y que fue usado para alejar a las serpientes y prever el futuro.

Tiene un agujero que la atraviesa de arriba a abajo (supuestamente hecho por un grupo cristiano para colocar en ella una Cruz...) y el estilo, la forma y el corte son similares a otras Calaveras descubiertas en diversas ruinas de México.
 

Existen incontables hipótesis acerca del origen real de las Calaveras, llegando algunos a pensar que puedan ser el legado de inteligencias superiores o extraterrestres. La respuesta más obvia sería que los nativos de Centroamérica, Aztecas y Mayas, las tallaron por sí mismos, pero esta hipótesis no explica la los medios con que fueron creadas, ya que ninguna de esta culturas, por lo menos hasta donde sabemos, poseían la tecnología o el conocimiento necesarios para completar esta labor.

A las abundantes anécdotas y creencias surgidas alrededor de estas raras piezas y a las originarias atribuciones de poderes utilizados en los rituales en los que presumiblemente fueron usadas, son sumadas muchos otras que van desde el Ocultismo, lo Paranormal y la Ufología.

El misterio de las Calaveras es enriquecido también por una leyenda que se remontaría a los Mayas. Tal leyenda cuenta que:

.... en el mundo existen 13 Calaveras de cristal a tamaño natural, y cuando todas sean redescubiertas y asociadas, les transmitirán a los hombres todo su conocimiento....

La leyenda, en cambio, nos advierte que eso ocurrirá solamente cuando los hombres sean íntegros moralmente. Esta leyenda que se transmite como una tradición oral, ha contribuido al nacimiento de un mito, aquel de las Calaveras malditas.




domingo, 26 de mayo de 2013

Un extraño ruido detectado por el GEO 600 podría probar que vivimos en un holograma


                                                Gran espejo. Los componentes ópticos del haz de láser del GEO600 están hechos de cuarzo fundido. Fuente: Instituto Albert Einstein de Hanóver.
Gran espejo. Los componentes ópticos del haz de láser del GEO600 están hechos de cuarzo fundido. Fuente: Instituto Albert Einstein de Hanóver.
En 2006, Tendencias21 publicaba un artículo en el que se anunciaba la puesta en marcha del GEO 600 de Hanóver, en Alemania, un detector de ondas gravitacionales que se creía podía revolucionar la astronomía. La misión del GEO 600 consistía en detectar de manera directa lo que nunca antes había sido detectado: las elusivas ondas gravitacionales, que son ondulaciones del espacio-tiempo producidas por un cuerpo masivo acelerado –como un agujero negro o una estrella de neutrones- y que se transmiten a la velocidad de la luz. Estas ondas gravitacionales fueron predichas por la Teoría de la Relatividad de Einstein, pero en realidad sólo se han podido recoger evidencias indirectas de ellas.

Tampoco el GEO600, en sus años de funcionamiento, ha conseguido detectar de forma directa las ondas gravitacionales pero, según publicó recientemente la revista Newscientist quizá, casualmente, se haya topado con el más importante descubrimiento de la física en los últimos 50 años.

Gigantesco holograma cósmico

Un físico llamado Craig Hogan, director del Fermi National Accelerator Laboratory (Fermilab), de Estados Unidos, afirmó que el GEO600 se había tropezado con el límite fundamental del espacio-tiempo, es decir, el punto en el que el espacio-tiempo deja de comportarse como el suave continuo descrito por Einstein para disolverse en “granos” (más o menos de la misma forma que una imagen fotográfica puede verse granulada cuanto más de cerca la observamos).

Según Hogan, “parece como si el GEO600 hubiese sido golpeado por las microscópicas convulsiones cuánticas del espacio-tiempo”. El físico afirma que si esto es cierto, entonces se habría encontrado la evidencia necesaria para afirmar que vivimos en un gigantesco holograma cósmico.

La teoría de que vivimos en un holograma se deriva de la comprensión de la naturaleza de los agujeros negros y, aunque pueda parecer una teoría absurda, tiene una base teórica bastante firme.

Los hologramas de las tarjetas de crédito y billetes están impresos en películas de plástico bidimensionales. Cuando la luz rebota en ellos, recrea la apariencia de una imagen tridimensional. En la década de 1990, el físico Leonard Susskind y el premio Nobel Gerard ‘t Hooft sugirieron que el mismo principio podría aplicarse a todo el universo.

Unidades de información

Según esta teoría, nuestra experiencia cotidiana podría ser una proyección holográfica de procesos físicos que tienen lugar en una lejana superficie bidimensional. Desde hace algún tiempo, los físicos han mantenido que los efectos cuánticos podrían provocar que el continuo espacio-tiempo convulsionara descontroladamente a escalas muy pequeñas. A estas escalas, la red espacio-temporal podría granularse, y estar compuesta de diminutas unidades (similares a los píxeles) de un tamaño de aproximadamente cien trillones de veces el tamaño del protón.

Si el ruido captado por el GEO600 ha registrado estas hipotéticas convulsiones, según Hogan, la descripción del espacio-tiempo cambiaría radicalmente. Eso supondría considerar el espacio-tiempo como un holograma granulado, y describirlo como una esfera cuya superficie exterior estaría cubierta por unidades del tamaño de la longitud de Planck (distancia o escala de longitud por debajo de la cual se espera que el espacio deje de tener una geometría clásica).

Cada una de estas “piezas” del mosaico universal sería, asimismo, una unidad de información. Y, según el principio holográfico, la cantidad total de información que cubre el exterior de dicha esfera habría de coincidir con el número de unidades de información contenidas en el volumen del universo.

Detección posible o error de fondo

Teniendo en cuenta que el volumen del universo esférico sería mucho mayor que el volumen de la superficie exterior, este galimatías se complica aún más. Pero Hogan también señala una solución para este punto: si ha de haber el mismo número de unidades de información o bits dentro del universo que en sus bordes, los bits interiores han de ser mayores que la longitud de Planck. “Dicho de otra forma, el universo holográfico sería borroso”, explica el físico.

                                                 El rayo láser del detector de ondas gravitacionales sólo puede verse con un dispositivo especial. Fuente: Wolfgang Filser/Max Planck Society.
El rayo láser del detector de ondas gravitacionales sólo puede verse con un dispositivo especial. Fuente: Wolfgang Filser/Max Planck Society.
La longitud de Planck ha resultado demasiado pequeña para ser detectada hasta la fecha, pero Hogan afirma que el GEO600 ha podido registrarla porque la “proyección” holográfica de la granulosidad podría ser mucho mayor, de alrededor de entre 10 y 16 metros.

Lo que ha detectado el GEO600, en definitiva, podría ser la borrosidad holográfica del espacio-tiempo, desde el interior de este universo holográfico. Cierto es que aún está por demostrar que el extraño ruido captado, de frecuencias entre los 300 y 1.500 hertzios, no proceda de cualquier otra fuente, reconoce Hogan.

Esta posibilidad también ha de considerarse, dada la sensibilidad del detector para captar desde el ruido del paso de las nubes hasta el de los movimientos sísmicos terrestres. De hecho, los investigadores del detector se afanan continuamente en “borrar” ruidos de fondo detectados por el GEO600, para poder definir lo importante.

Nuevas pruebas

De cualquier manera, si el GEO600 hubiera descubierto el ruido holográfico procedente de las convulsiones cuánticas del espacio-tiempo, entonces ese ruido obstaculizaría la detección de las ondas gravitacionales. Sin embargo, por otro lado, el hallazgo podría suponer un descubrimiento incluso más fundamental, sin precedentes en la historia de la física.

Según publicó recientemente la web del GEO600, para probar la teoría del ruido holográfico, la sensibilidad máxima del detector ha sido modificada hacia frecuencias incluso más altas.

Los científicos consideran que el GEO600 es el único experimento del mundo capaz de probar esta controvertida teoría, al menos en la actualidad.

Fuente:  http://www.tendencia21.net